1. Todo
niño sin distinción de raza, idioma o religión, tiene derecho a
escuchar los más hermosos cuentos de la tradición oral de los pueblos,
especialmente aquellos que estimulen su imaginación y su capacidad
crítica.
2. Todo
niño tiene derecho a exigir que sus padres les cuenten cuentos a
cualquier hora del día. Aquellos padres que sean sorprendidos negándose a
contar un cuento a un niño, no sólo incurren en un grave delito de
omisión culposa, sino que se están autocondenando a que sus hijos jamás
les vuelvan a pedir otro cuento.
3.
Todo niño que por una razón u otra no tenga a nadie que le cuente
cuentos, tiene absoluto derecho a pedir al adulto de su preferencia que
se los cuente, siempre y cuando éste demuestre que lo hace con amor y
ternura, que es como se cuentan los cuentos.
4.
Todo niño tiene derecho a escuchar cuentos sentado en las rodillas de
sus abuelos. Aquellos que tengan vivos a sus cuatro abuelos podrán
cederlos a otros niños que por diversas razones no tengan abuelos que se
los cuenten. Del mismo modo, aquellos abuelos que carezcan de nietos
están en perfecta libertad de acudir a escuelas, parques y otros lugares
de concentración infantil, donde con entera libertad podrán contar
cuantos cuentos quieran.
5. Todo
niño está en el derecho de saber quiénes son los hermanos Grimm y
Andersen, entre otros. Las personas adultas están en la obligación de
poner al alcance de los niños todos los libros, cuentos, y poesías de
estos autores.
6. Todo niño goza a plenitud del derecho de conocer las fábulas, los mitos y leyendas de tradición oral de su país.
7. El
niño también tiene derecho a inventar y contar sus propios cuentos, así
como a modificar los ya existentes, creando su propia diversión.
8. El
niño tiene derecho a exigir cuentos nuevos. Los adultos están en la
obligación de nutrirse permanentemente de nuevos e imaginativos relatos,
propios o no, con o sin reyes, largos o cortos. Lo único obligatorio es
que estos sean realmente hermosos.
9. El niño siempre tiene derecho a pedir otro cuento y a pedir que le cuenten un millón de veces el mismo cuento.
10.
Todo niño, por último, tiene derecho a crecer acompañado de las
aventuras del tío tigre y tío conejo, de aquel caballo que era bonito, y
del inmortal "había una vez"... palabra mágica que abre las puertas de
la imaginación en la ruta hacia los sueños más hermosos de la niñez.